27.11.09

¿Que tal si solo desaparecemos?

¿Que tal si poco a poco desaparecemos?
Nos consumimos el uno al otro,
Primero nuestras manos,
Cobijándose la una con la otra,
Luego nuestros besos entregados por lujuria
Se hacen nada en el tiempo.
Que tal si luego nuestras miradas se disuelven,
En mares de deseo poco a poco
Nuestros ojos no significan nada.
Los cuerpos inician a arder,
A quemarse sin solución, sin miramientos
Desaparecen…mas y mas cada vez.
Al final de la jornada solo quedan dos corazones
Sin sangre, heridos por el tiempo,
Pero vivos.
De ellos renace un nuevo ser, una nueva mirada,
Y un nuevo destino
Forjado en el incontrolable acertijo:
Vivir y vivir estigma divino.
¿Que tal si solo desaparecemos?

(zeath, septiembre, 2009)

Primavera de una fresa.

Un campo de flores balanceábanse armónicamente, como las olas en el mar. Entre ellas, una que por no ser flor era bella, casi pareciese no distinguirse de entre los pétalos. Sentada entre aquella multitud cerraba sus ojos y las olas que dejaba el viento serpenteaban su piel, cobijaban sus mejillas, haciendo flamear una y otra vez sus cabellos, perdiance sus pestañas en el movimiento. En ese mar de flores se dejo acariciar por la suavidad por vez primera, dejo que el viento desplegara su deslizar desgarrando una a una sus ropas, hasta dejarla solo envuelta en un frenesí cauteloso de placeres. En aquel mar de flores bañado por el sol se dejo perturbar la calma.
Miraba el cielo sus montañas, su blanca perfección y sintió envidia del afortunado viento. Los dedos de la joven se movieron, como unidos a la brisa, hasta su boca depositando en ella la pasión de una fresa, mordiéndola tan calidamente que las abejas detuvieron su vuelo para apreciarla. De su boca una gota se escapo prófuga por sus labios tan dulces y amados, corrió sin prisa hasta su cuello, aquel elixir como hecho por los dioses llego hasta su cáliz, presuroso el viento mordió la gota que rodaba su piel y, se cubrieron mutuos los besos esparcidos al tiempo, así hasta que las estrellas cubrieron el firmamento y murieron jóvenes la tierra y el viento.
(Zeath, octubre 2009)

Otros sueño.

En una noche apacible y extraña un sueños irrumpe mi descanso, era como las olas que vienen y se van, pero yo aun no lo sabia, sin querer me deje envolver por la tempestad de su momento, sin querer me deje flotar como las aves en el aire. Una noche tan apacible y lejana la piel de tus manos rozaron las mías sin querer queriendo y me ofrecieron un efímero placer que no pude resistir queriendo. Aquella noche me ofreciste tiempo, palabras y una chela y se consumieron tan rápido como lo que se demora una botella en caer y romperse….pero a mis ojos fueron años, era como si la mano que la soltase supiera que al desliz el vidrio quedaría suspendido, se dejaría rozar por el aire quedando estático, como esperando algo antes de morir.
En una noche lejana y oscura no solo miraste mis ojos, penetraste en ellos alojándote en algún lugar de mi cerebro…
Seguramente te preguntas: "soy tan especial". Si lo eres, me lo dijo el tiempo suspendido entre nuestros labios. Pero a pesar de todo el cristal yace muerto en tierras oscuras y lejanas, por que no era más que un sueño. Así debe ser.

(Zeath, septiembre de 2009)

Un casi sueño.

En horas tempranas y oscuras, el amanecer de un sueño nace en mi consciencia, se deja llevar haciendo senda sin control, solo soy observador de lo sucedido, al parecer mis placeres se dejan escapados al viendo de mi mente, mientras huyen de mi los cansancios adquiridos.
En la dureza de mi cama me transporto y llegan hasta ti mis manos que te aprisionan, a sabienda de deseos mi cuerpo se acerca al tuyo tan rápido y luego suave que no alcanzas a reaccionar, y de mis labios se escapan como afluente las palabras, tan cerca de tu oído que solo tu escuchas, tu y el mundo en su aspecto mas sincero. Dicen mis labios:
Dime cuantas
Estrellas necesito robar a la noche
Para llenar de pasiones
Las luces de tu alma.
Dime cuantas
Necesito poner en tus manos
Para hacer míos tus labios
Titilantes y estrellados.
Dime cuantas
De aquellas tan cercanas fantasías
Necesitan contener mis ojos
Para reflejar en los tuyos
Mi alma serena.
Dime cuantas necesitas,
Y no cuantas ambicionas,
Por que no seré yo
Quien contenga tu fuego
Y solo quiero que seas
El faro que ilumina
Mi marea.
Dime cuantas.

Se escapan de mis labios los sonidos calmos y suaves. Se escapan para ti, y pienso en las estrellas, en ellas despierto para recordar mí casi sueño.

(Zeath, septiembre 2009….)